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Habi - 30/06/2008 1:13:51 - Posts lúcidos

Esta primera historia es de hace poco, de cuando alguien me regaló una bolsa llena de bombas de baño. No tenía ni idea de lo que eran hasta que las recibí, son una especie de aglomerado de bicarbonato sódico con esencias, sales de baño, aromas y otras mariconadas que se echan en la bañera una vez estás dentro y se van deshaciendo por efervescencia. Y por lo visto son caras, alrededor de 4€ cada una.

Mejor que poner una foto de las bombas (en su web las hay mejores) pondré una del folleto de las instrucciones:

Me decidí finalmente a probar una. Me recordó al anuncio de las Oreo, entre las instrucciones de arriba y la forma de la bomba con la que hice la prueba (una "happy pill").

Así que la saqué del envase (la bomba), la miré (la bomba), la olí (la bomba), me metí en el agua sin dejar de observarla (la bomba) y la dejé caer dentro (la bomba y la otra).

Una vez dentro, la pastilla flota y se disuelve poco a poco en una especie de baba blanquecina. Se puede hundir, con lo que se disuelve más rápido y se libera el dióxido de carbono más rápido, pero no es ese su uso oficial. Las burbujas son pequeñas, no os esperéis un jacuzzi.

Al cabo de un rato el baño queda saturado de sales de baño, de esencias de cítricos exóticos y de un color anaranjado que, si bien podría pasar por Fanta naranja en un baño blanco vacío, conmigo dentro parecía que me estaba bañando en mi propia... salsa.

En cualquier caso es bastante recomendable si te gustan los baños calientes de al menos una hora, como me pasa a mí. Además, no sé si fue por las sales o las esencias, pero me dejó el pelo bastante manejable, y más ahora que lo tengo largo y parezco un cruce entre Son Goku y Amy Winehouse con resaca (en su estado natural, vamos).


Esta segunda historia es algo más antigua, pero sobre este tema es lo único que me queda por contar. Empieza cuando fui a acompañar a alguien a un centro de belleza; previamente me había convencido para que me hiciese una "limpieza" de cutis. Total, por probar...

Recuerdo que me dieron varias capas de distintos productos, y luego las retiraban y a otra fase. Una de ellas era algún tipo de exfoliante, por el tacto a lija que tenía. Recuerdo otra que era algún tipo de ácido, a juzgar por la reacción y el picorcillo (quizás fuese láctico o glicólico), y la tuve que tener un rato. Otras eran meramente hidratantes, creo.

También usaron en algún momento un cacharro que me echaba vapor sobre la cara, y luego se dedicaron no sólo a pellizcarme la cara sino a (¡atención!) hacerme microcortes en la cara con una pequeña cuchilla desechable. Supongo que será lo mejor para quitar puntos negros y coñas de esas, pero a mí esto me parece un tanto gore.

Pero el momento estelar vino después de eso; me dieron un potingue en la cara, y mi sucesión de pensamientos fue: "snifff... es un compuesto iónico, alcalino a juzgar por la sensación en la piel, y huele exactamente igual que el electrolito de una pila seca -> joder, estás fatal de lo tuyo, Habi; ¿no puedes descansar un momento? Será una crema para limpiar la cara". Justo en la conclusión de este monólogo interno la señorita usó un aparato que había montado sobre un brazo de metal, un aparato que... ¡lanzaba descargas eléctricas sobre mi cara! ¡Era un puto electrolito, tenía razón!

Di un pequeño bote en la primera descarga, así que me dijo "huy, es culpa mía, tendría que habértelo advertido" y siguió como si nada. Y al final cuando ya nos íbamos a ir, me lanzo la siguiente amenaza: "...y el próximo día podemos depilar un poco las cejas...".

Y así fue la primera vez y la última que entré en un centro de belleza.


z - 30/06/2008 20:45:54

Habibi, te nos estás amariconando :') 
 
Lo del electrolito se sale. ¿Te quedó la piel tersa y suave? 
 
Ya has ido a un centro de belleza al menos una vez más que yo ^___^




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