Llegó también a los PCW una vieja versión de los Amstrad CPC, se trata de Bounder, un juego de arcade propiamente dicho donde la habilidad es un factor primordial.

Nuestro personaje es una simpática pelota saltarina demasiado inocente para sobrevivir en un medio tan infernal y plagado de obstáculos como es el que nos encontramos. Está ya muy claro cuál es nuestra misión: habrá que ayudar a la pelotita a cruzar semejante escenario. Los obstáculos que encontramos son prácticamente de todas las clases, todo el juego es de por sí un obstáculo. Tan solo encontraremos por el suelo algunas baldosas que en un momento determinado nos servirán de gran ayuda, porque ¡claro! para esquivar los obstáculos deberemos ir saltando de baldosa en baldosa con sumo cuidado evitando a toda costa caer fuera de ellas. Según avanzamos veremos que algunas tienen una interrogación o una flecha, la primera significa que al azar se nos hará, normalmente, una bonificación, bien en forma de vidas, bonos extras, etc.

La baldosa con flecha nos dará fuerza para saltar un vacío existente, por ejemplo, entre dos baldosas. A mitad de camino tropezaremos también con varios peligros móviles como una especie nave que tiene la manía de tropezarse con nosotros; también nos cruzaremos con una especie de tronco volante deseoso de darnos disgustos.

Al concluir el primer tramo tendremos la oportunidad de multiplicar nuestros puntos si, conseguimos saltar por encima de todas las baldosas que encontramos. Hecho esto el juego vuelve a empezar con mayor dificultad si cabe.

Bounder es un juego que está bien aunque no destaca tampoco excesivamente. Sus gráficos están bastante logrados sin ser de gran complejidad, todo lo contrario, son bastantes sencillos y de líneas muy rectas.

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